La conciencia sobre la necesidad de utilizar semillas certificadas en la agricultura es un tema que ha ganado relevancia en los últimos tiempos. Sin embargo, los datos disponibles muestran que todavía existen obstáculos en este camino hacia la legalidad en el sector agrícola. A pesar de ello, los esfuerzos continúan para promover el uso de semillas legales y desalentar la ilegalidad.
Olinda Ocampos, directora ejecutiva de la Asociación Paraguaya de Obtentores Vegetales (Parpov), compartió su perspectiva sobre la situación actual, reconociendo que los datos disponibles pueden resultar desalentadores en ciertos aspectos. No obstante, subrayó el compromiso constante de la institución en la promoción de prácticas agrícolas legales y responsables.
Teniendo en cuenta que un considerable porcentaje de agricultores opera en la informalidad, Parpov lleva a cabo campañas de concienciación con el objetivo de persuadir a los productores a verificar el origen legal de las semillas que adquieren y a emitir facturas legales al realizar sus compras. La colaboración con entidades gubernamentales, como Senave, ha sido fundamental en este esfuerzo, ya que se les ha instado a desempeñar un papel activo en la verificación del uso de semillas legales.
No obstante, Parpov también reconoce la existencia de la práctica de «uso propio» entre algunos productores. Sin embargo, enfatiza que, “incluso en este contexto, es esencial garantizar que las semillas utilizadas tengan un origen legal. Este enfoque no solo busca mantener la integridad del sistema agrícola, sino que también respalda la sostenibilidad y el crecimiento del sector en su conjunto”, agregó Ocampos.
Conforme a la normativa vigente, el uso propio de semillas debe ser respaldado por un origen legal, lo que implica la necesidad de contar con una factura que certifique su adquisición. Esto significa que, en algún momento, el agricultor debió adquirir semillas certificadas para poder respaldar su producción bajo la categoría de «uso propio». “Es importante destacar que trabajamos en diversas áreas para fomentar el uso de semillas certificadas. Estas semillas ofrecen una garantía respaldada por el obtentor, el multiplicador y las autoridades reguladoras, quienes nos supervisan a todos. Esta garantía asegura la calidad del material, su origen y la posibilidad de recurrir al origen en caso de alguna eventualidad o inconveniente. Siempre respaldamos y promovemos el uso de este tipo de material, que atrae a los consumidores en el mercado”, señaló la representante de la institución.
Cuando se le preguntó acerca de por qué algunos productores optan por utilizar semillas que carecen de respaldo legal, explicó que esto se debe a la amplia disponibilidad de semillas informales en la actualidad, “principalmente a través de redes y canales de distribución cercanos a los agricultores. Estos proveedores suelen ofrecer precios más competitivos, lo que a menudo se convierte en una alternativa más accesible para los productores”, reconoció.
Cuando un productor tiene una buena cosecha y las semillas en cuestión parecen estar en buen estado y de calidad aceptable, estas se ponen a disposición de otros compradores a través de diversos canales. Sin embargo, en muchos casos, los compradores no tienen la seguridad de que están adquiriendo exactamente el tipo de semilla que se promociona. “La falta de información detallada sobre el origen y la calidad de la semilla deja a los compradores a merced de los precios que se ofrecen”, lamentó la directora ejecutiva de Parpov.
Detrás de esta dinámica, existe un contraste significativo entre los actores involucrados en la investigación y desarrollo de nuevas variedades de semillas, aquellos que las adaptan y quienes las llevan a los agricultores. Este proceso implica un esfuerzo considerable y un compromiso con la mejora de la industria agrícola en su conjunto. Por lo tanto, es importante reconocer la necesidad de valorar y compensar adecuadamente el trabajo de investigación y desarrollo que respalda la disponibilidad de semillas adaptadas a nuestro mercado.
Parpov desempeña un papel fundamental en la industria de semillas legales en Paraguay, agrupando a casi el 90 % de todas las empresas involucradas en este sector. Estas empresas varían en tamaño y origen. Aunque la producción de cultivos como soja, maíz y trigo es predominantemente, la empresa también trabaja con cultivos menos comunes, como la stevia.
Su misión es salvaguardar los derechos de propiedad intelectual, que son los derechos que otros tienen sobre el material que han investigado, desarrollado y que llega al productor en forma de variedades o híbridos de avanzada tecnología. “Siempre estamos comprometidos con mantenernos al tanto de las últimas tendencias y desafíos que afectan a nuestro sector. No solo nos enfocamos en la producción, sino también en la adaptación a las necesidades cambiantes. Los obtentores de semillas están constantemente en la vanguardia, identificando lo que realmente requieren los productores”, finalizó la directora ejecutiva de la Asociación Paraguaya de Obtentores Vegetales (Parpov).
Se promueve el uso de semillas certificadas como una garantía para lograr cosechas exitosas, y es relevante destacar que países como Brasil, Argentina y Uruguay lideran en la adopción de estas semillas legales. Esto resalta la importancia de salvaguardar los derechos de los obtentores y la colaboración con otras organizaciones. Además, es crucial subrayar la necesidad de contar con el respaldo de las autoridades reguladoras y el gobierno para asegurar la correcta ejecución de las prácticas agrícolas y fomentar el desarrollo de toda la cadena productiva.