El Día de Campo, organizado por la Cooperativa Yguazú, fue una jornada enriquecedora centrada en la innovación y la tecnología aplicada al ámbito agrícola. Los participantes tuvieron la oportunidad de descubrir las últimas innovaciones que están transformando el sector, además de recibir capacitación práctica y valiosa para mejorar el rendimiento de sus cultivos y adoptar nuevas técnicas productivas.
La Cooperativa Yguazú se encuentra ubicada en el distrito Yguazú, en el departamento de Alto Paraná. Sus asociados se especializan principalmente en la producción de soja, maíz, trigo y canola, y también desarrollan actividades en la producción ganadera, enfocándose en la cría y engorde de animales.
El presidente de la cooperativa, Jorge Onishi, habló de los logros alcanzados durante estos 64 años de vida institucional. Desde su fundación, la institución ha sido un pilar en el desarrollo económico y social de la región, apoyando a los inmigrantes japoneses que formaron parte de este proyecto solidario.
Onishi destacó que la cooperativa comenzó con una fuerte necesidad de cooperación entre los inmigrantes, quienes, al enfrentar grandes desafíos, decidieron unirse para fortalecer su economía.
A lo largo de los años, esa necesidad se transformó en un modelo de éxito que ahora cuenta con 90 socios y una vasta extensión de tierras de 15.000 hectáreas.
«Hoy en día, somos una cooperativa sólida, con un fuerte compromiso con nuestros socios y con la comunidad. La educación y la capacitación son pilares fundamentales para continuar creciendo, y eso lo estamos haciendo con un enfoque intergeneracional, involucrando a las nuevas generaciones», expresó Onishi.
Uno de los aspectos que resalta es la diversificación de actividades dentro de la cooperativa. Además de la agricultura, Yguazú ha apostado por la ganadería con la creación de un frigorífico, conocido como Frigo Nikkei, que actualmente procesa hasta 40 animales por día, un claro ejemplo de cómo la cooperativa ha sabido adaptarse a las necesidades de sus socios. A través de un modelo de «confinamiento», los productores locales ahora pueden proveer carne de calidad a su propio frigorífico, además de exportar productos como la macadamia, con exportaciones recientes a Japón e Italia.
No solo se trata de negocios. Onishi enfatizó en el compromiso social y ambiental de la cooperativa. «Nos preocupamos por el medioambiente y por devolverle a la tierra lo que nos da», comentó. A través de iniciativas como el compostaje y la plantación de cobertura en los suelos, la cooperativa busca mantener el equilibrio ecológico mientras sigue produciendo de manera sostenible.
Además, la cooperativa impulsa un importante programa de becas para jóvenes de la comunidad, apoyando su educación tanto en niveles primarios como universitarios. «Invertir en la educación de los jóvenes es una de las formas en las que podemos asegurar un futuro próspero para todos», agregó Onishi.
Ichiro Fukui, socio de la cooperativa y presidente del Comité de Producción, compartió su visión sobre el sector productivo en Paraguay, resaltando el orgullo de ser productor y el compromiso con el desarrollo de la producción nacional. Fukui, cuya familia pertenece a la colonia japonesa, explicó que su labor está enfocada en mejorar constantemente las técnicas agrícolas y contribuir al crecimiento económico del país.
Destacó la relevancia de la siembra directa, una técnica que ha transformado la producción de soja en Paraguay.
Según explicó, la siembra directa no solo implica sembrar sin arar, sino también «convivir con la naturaleza», lo que incluye la producción de rastrojos y microorganismos, beneficiosos para el suelo. «Este es el camino, el norte que seguimos, y no estamos por un camino equivocado», afirmó Fukui, al referirse a la importancia de preservar el suelo y mejorar la productividad agrícola a largo plazo.
Fukui también expresó su preocupación por los efectos de la sequía, que ha afectado a la producción de soja en la región. A pesar de la adversidad climática, que ha disminuido los rendimientos hasta un 20 %, subrayó la resiliencia de los agricultores. «El clima no se comporta bien, pero seguimos adelante con el apoyo de nuevas tecnologías y buenas prácticas agrícolas», indicó.
En cuanto al Día de Campo organizado por la cooperativa, Fukui dijo que este tipo de encuentro representa una oportunidad para compartir conocimientos y experiencias. Los participantes pudieron aprender sobre la técnica de la siembra directa y la conservación del suelo, un tema de gran importancia, especialmente en tiempos de sequía.
Fukui también respondió a la pregunta sobre la viabilidad de implementar sistemas de riego en la región, señalando que, aunque el lago de Yguazú ofrece abundante agua, el costo de la inversión en riego no es rentable para los cultivos tradicionales como la soja. «El riego solo no es suficiente, necesitamos un clima más favorable, y eso no lo podemos controlar», explicó.
A pesar de los desafíos, Fukui reiteró su optimismo, destacando que los productores deben seguir trabajando con esfuerzo y adaptarse a las nuevas tecnologías para mejorar la productividad y enfrentar las condiciones climáticas cambiantes. «La agricultura no es una ruleta, es un proceso de adaptación constante», concluyó.
El Ing. Kent Hoshiba, gerente de Producción Agrícola de la cooperativa, explicó que la jornada, que se realiza anualmente, es una colaboración entre la sección de asistencia técnica de la cooperativa y el grupo juvenil Seinenbu, un colectivo compuesto por hijos de los socios. Este grupo tiene un rol fundamental en el futuro de la cooperativa, ya que son considerados los futuros socios de la misma. «Es clave para nosotros poder motivar a los jóvenes a que se queden en el campo, a que vean la importancia de la agricultura como una forma de vida», señaló.
En relación con la actividad agrícola, Hoshiba destacó la diversidad de rubros dentro de la cooperativa. La cooperativa trabaja intensamente con la producción de soja, maíz, trigo y canola, mientras que también se dedica a la producción de la nuez macadamia, un cultivo de alto valor nutricional que ha ganado reconocimiento tanto a nivel nacional como internacional.
Un aspecto fundamental que destacó Hoshiba es la diversificación de la producción para asegurar la calidad y continuidad de la cooperativa. «Con la Agroganadera Nikkei, trabajamos en el engorde intensivo de ganado vacuno para asegurar la materia prima de nuestro frigorífico, garantizando así la calidad de la carne que ofrecemos a nuestros consumidores», explicó.
La importancia de los jóvenes y su vínculo con la agricultura no solo es un tema crucial para la cooperativa, sino para la economía del país en general. Hoshiba enfatizó: «Es vital que los jóvenes se interesen por quedarse en el campo, pues la agricultura es una actividad que requiere dedicación y pasión, a pesar de los desafíos del clima y otros factores», finalizó.
Cleverson Pozzebon, asesor técnico en la Estancia Anahí Corpus Christi, en la ocasión disertó sobre cómo la agricultura puede adaptarse y evolucionar para enfrentar los retos del clima y la sostenibilidad.
Según Pozzebon, la producción agrícola enfrenta hoy grandes desafíos, siendo la inestabilidad climática uno de los principales obstáculos.
«El clima es inestable y estamos en una región donde esa inestabilidad es la norma, no la excepción», comentó.
Ante esto, planteó la relevancia de generar un enfoque más eficiente en la producción de alimentos. «La agricultura es fundamental para el futuro, sobre todo en un mercado como el de Paraguay, que, aunque pequeño, tiene un gran potencial en rubros alternativos», agregó.
Uno de los puntos clave de su intervención fue la necesidad de diversificación en la agricultura. Para Pozzebon, la falta de rotación de cultivos y diversidad en los sistemas de producción está penalizando la agricultura actual. Como parte de su propuesta, destacó la importancia de incorporar abonos verdes, una técnica que permite nutrir el suelo y devolverle la biodiversidad perdida. «El suelo es un organismo vivo, con una red compleja de microorganismos y fauna que, si no se cuida, se ve afectada por la falta de diversidad», explicó.
En este sentido, habló sobre el uso de especies como la Crotalaria breviflora, un abono verde eficiente para reducir nemátodos y mejorar la estructura del suelo mediante la formación de bioporos. Estos pequeños canales creados por las raíces permiten una mejor absorción de agua y nutrientes, fundamentales en un entorno de sequía y alta temperatura.
Además, Pozzebon compartió la experiencia particular de Estancia Anahí Corpus Christi, donde, a pesar de los problemas típicos de la agricultura de cielo abierto, como las sequías extremas, la diversificación de cultivos en invierno y verano ha permitido mitigar los riesgos. «Diversificar nos permite diluir los riesgos, ya que no siempre acertamos todo, pero tampoco perdemos todo», dijo. Este enfoque permite no solo una mayor estabilidad, sino también un uso más eficiente del agua y un mejor manejo de las adversidades climáticas.
Pozzebon lanzó un mensaje inspirador: «tenemos la oportunidad de hacer las cosas de manera diferente, de producir con sostenibilidad, y de volver a encontrar la pasión por lo que hacemos. El verdadero reto está en invertir en lo que más valor tiene: nuestro suelo. Cuando trabajamos con amor y dedicación, los resultados son la consecuencia natural de nuestros esfuerzos».
Con esta visión, Pozzebon invita a todos los agricultores a redescubrir la esencia de la agricultura y a ser conscientes de que la sostenibilidad no es solo una opción, sino una necesidad para el futuro de la producción agropecuaria.
La meta de la cooperativa es seguir creciendo de manera solidaria, involucrando a la comunidad y al mismo tiempo asegurando que la cooperativa continúe siendo un ejemplo de éxito cooperativo en Paraguay. Con su enfoque en el desarrollo integral, tanto económico como social y ambiental, la Cooperativa Yguazú se establece como un modelo de crecimiento responsable y sostenible.