Es la única industria en Paraguay que no tiene derecho a la devolución del IVA al exportar productos industrializados, lo que limita en gran manera la competitividad del sector, advierte la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro).
El destino de la soja, en un 99 %, es la molienda para producir aceite, harina y pellet de cáscara. Sin este proceso crítico es imposible continuar con los siguientes eslabones de la cadena para producir biocombustibles y alimentos ricos en proteínas para consumo animal.
El dilema entre exportar soja en estado natural vs industrializarla en el país es falso. La discusión de fondo es dónde industrializar la soja: en los países de destino de la exportación de soja en estado natural o en Paraguay.
Nada tiene que afectar a los productores de soja en el país. La llamada “industria aceitera” de Paraguay no compite con la exportación de soja, compite con plantas industriales localizadas en otros países donde tienen, comparativamente, ventajas de escala y logística, y donde las políticas de estado promueven la atracción de soja para moler dentro de sus fronteras y otorgan diferenciales para exportar productos industrializados.
Las últimas inversiones importantes se realizaron hace más de 10 años, llevando la capacidad de molienda al 42 % de la producción total de soja del país. La respuesta es simple y directa: la industria ha sido castigada fiscalmente y no se ha promovido ninguna medida para mejorar la competitividad en relación de las plantas localizadas en otros países. No se alienta la importación de soja para que sea transformada en el país y no se promociona la exportación de productos industrializados.
La no devolución de IVA a las exportaciones de productos industriales (es la única industria que no tiene devolución luego de la última reforma tributaria), además de no responder a ninguna recomendación internacional en materia tributaria, constituye un sobrecosto crítico que le resta competitividad con relación a las plantas localizadas en el exterior.
Los números son claros: este año se produjo 10 millones de toneladas de soja, el 75 % se terminará moliendo en plantas del exterior y menos del 25 % se industrializará en el país, con una capacidad ociosa de la industria de más del 40 %.
La Cappro solicita modificar la situación actual mediante políticas activas, comenzando con un tratamiento fiscal que garantice equidad entre las industrias exportadoras y no generar sobrecostos al sector industrial del país en detrimento de plantas localizadas en el extranjero.
«Destacamos que, debido a la situación señalada, a esta altura del año ya no existe disponibilidad de soja a nivel local para que las industrias puedan seguir agregando valor a esta materia prima, con lo cual la tendencia de exportación sin valor agregado tiende a profundizarse en lo que resta del año. El país deja de ingresar más de US$ 65 millones este 2024 por exportar soja en estado natural en lugar de aceite, harina y cascarilla de soja», indicaron desde el gremio.