El conocimiento transmitido a través del Programa de Agricultura Sustentable con Biotecnología (PASB) del Instituto de Biotecnología Agrícola (INBIO), genera el interés de las comunidades que van incorporándose a la producción de granos y cultivos de autoconsumo con criterio sustentable, por los resultados que se muestran en las 19 parcelas demostrativas diseminadas en puntos estratégicos del país, de los cuales son cinco son Escuelas Agrícolas.
Dentro de sus actividades, el PASB muestra la diferencia entre una agricultura conservacionista y la convencional, adaptada a las diferentes circunstancias y tecnologías que tienen los diferentes cooperadores. La producción más rentable parte de la base del cuidado del suelo, es la consigna del programa.
En una gira de evaluación de las parcelas demostrativas del Programa Agricultura Sustentable con Biotecnología, realizada por la Ing. Agr. Estela Ojeda, gerente General del INBIO junto con el Ing. Agropecuario Claudio Fleitas, coordinador del PASB destacaron que la rotación de cultivos, junto al cuidado del suelo, la cobertura y la utilización de materiales adecuados y semillas de calidad son fundamentales para que el productor no tenga pérdidas considerables o incluso totales en periodos de estrés hídricos.
En los departamentos de San Pedro (Liberación, Lima y Santa Rosa del Aguaray), Caaguazú (San Joaquín, Mariscal López, Repatriación), Guairá (Villarrica) y Alto Paraná (Naranjal) se pudo observar una situación muy crítica en cuanto a la disponibilidad de humedad para los cultivos, sin embargo, hicieron la diferencia las parcelas que llevan más tiempo siendo trabajadas dentro del programa, con relación a las que recientemente van incorporándose, donde se acentúan más los efectos de la sequía.
La gira también abarcó la visita a los cooperadores de Itapúa (Alto Verá y Coronel Bogado) y Caazapá (San Juan Nepomuceno) donde es menor el estrés hídrico y son parcelas con más tiempo en el programa, la cobertura de suelo permite mantener los cultivos y hacer frente al estrés hídrico y las altas temperaturas.
El ingeniero Fleitas explicó que la cobertura de suelo tiene la función de amortiguar el cambio brusco de temperatura y evita que el sol le dé de pleno al suelo, evitando así una salida muy rápida de la humedad. Además que un suelo cubierto tiene un micro clima de cinco a siete grados menos que uno sin cobertura, lo que permite conservar más humedad y eso genera un ambiente más agradable para que los microrganimos puedan trabajar y generar vida.
Por otro lado, destacó que la cobertura de suelo crea una mayor infiltración del agua de lluvia y reduce la germinación de nuevas malezas por la falta de luz y efecto alelopático al generar algunos ácidos orgánicos que inhibe la germinación de otras malezas disminuyendo la competencia con el cultivo.
Fuente: INBIO.