Egresados llaman a mejorar las condiciones de vida en las áreas rurales

La Fundación Paraguaya celebró la graduación de los 43 estudiantes de la Escuela Agrícola San Francisco de Asís de Cerrito, un evento que marcó un hito en la educación innovadora y sostenible.

La institución educativa está situada en la ciudad de Benjamín Aceval, en el departamento de Presidente Hayes. En esta ocasión, los graduados, visionarios y emprendedores, recibieron su título de Bachillerato Técnico Agropecuario y Bachillerato Técnico en Hotelería y Turismo, consolidando su formación en un modelo educativo autosostenible único en el mundo. Un ejemplo de esfuerzo, dedicación y liderazgo, que demuestra el impacto transformador de la educación para el futuro de Paraguay y del planeta.

“Quiero comenzar felicitándolos nuevamente a ustedes, a sus padres y a todos aquellos que, de alguna manera, hemos sido parte de esta comunidad educativa. El grupo comenzó siendo más grande, pero hoy están aquí porque lo han logrado, porque han trabajado arduamente para llegar hasta este momento, y eso es un gran mérito”, expresó el Ing. Amalio Enciso, director de la Escuela Agrícola San Francisco de Asís de Cerrito.

Los egresados han adquirido herramientas que les serán útiles en su futuro. Desde la Fundación Paraguaya, seguirán buscando la excelencia día a día. El trabajo constante no solo se enfoca en mejorar las herramientas para el aprendizaje, sino también en promover el bienestar de los estudiantes.

También destacó que, en la búsqueda por la excelencia, se ha invertido en nuevas cabañas, canchas y en la renovación de espacios como la sala de juegos, el gimnasio al aire libre y las nuevas habitaciones. Estas mejoras han transformado el lugar, y aunque los egresados ya han tenido la oportunidad de disfrutar de ellas, los futuros estudiantes podrán aprovecharlas aún más.

“Recuerden siempre que con trabajo todo es posible. Con esfuerzo y dedicación, seguirán avanzando. Hoy termina una etapa, pero mañana comienza otra, y así, paso a paso, seguirán creciendo. Y si en algún momento podemos ser útiles para ustedes, no duden en recurrir a nosotros”, finalizó el director de la Escuela Agrícola San Francisco de Asís de Cerrito.

Un llamado a la acción social y personal

Gabriela Medina, la mejor egresada de la promoción, abrió su discurso con una emotiva reflexión sobre los inicios de su viaje educativo, un camino lleno de desafíos y aprendizajes. A lo largo de su intervención, relató sus primeros pasos en la escuela, destacando cómo la experiencia de estar lejos de sus familiares y enfrentarse a nuevas reglas y responsabilidades la transformó.

«Queridas familias, hoy iniciamos un vuelo lleno de emociones. Damos nuestros primeros pasos hacia la escuela, con nuestras familias acompañándonos en este viaje. Algunos caminamos poco, otros muchos kilómetros. Algunos recuerdan el primer útil escolar de sus hijos, mientras que otros, como mis compañeros, el primer uniforme. Estoy segura de que todos tenemos recuerdos que nos marcaron, algunos más privilegiados que otros», expresó en su discurso.

Subrayó la importancia de la comunidad escolar, señalando cómo, a pesar de las dificultades, sus compañeros se convirtieron en una fuente de apoyo y fortaleza. “Al recordar febrero de 2022, cuando llegué con muchas expectativas y el deseo de aprender, me encontré con personas muy diferentes, en un lugar que para mí era completamente nuevo. Recuerdo aquella primera noche, peculiar y llena de emociones, pero el cansancio me ganó. Fue mi primer día en un lugar con 55 nuevos compañeros, una habitación compartida con 16 chicas, sin mamá ni papá a mi lado, y con horarios y reglas que seguir. Había materias que aprobar y horas de sueño que sacrificar, pero la emoción de todo eso me hizo sentir que nada era un obstáculo. Ese fue el inicio de la nueva Gabriela que hoy les habla”, recordó.

A lo largo de estos años, destacó que ha conocido a adolescentes y jóvenes de distintos puntos del país, muchos provenientes del interior, con realidades e historias de vida únicas. Con el tiempo, convivieron, superaron dificultades y se fortalecieron mutuamente. “Fuimos compañeros de dormitorio, compañeros de vida y de lucha dentro de esta institución. Cuando decidí venir a esta escuela, me atrajo su infraestructura y la oferta educativa, y ahora puedo afirmar con orgullo que la Escuela Agrícola de San Francisco de Asís es una de las instituciones más lindas que he visto, con una rica historia. Lo que más me impactó fue encontrarme con jóvenes como los que aquí encontré: jóvenes que, aunque lejanos de sus familias, siempre te dicen está todo bien, que, a pesar de la hora, atienden a los visitantes con una sonrisa y que agradecen hasta el pan más pequeño que reciben”, mencionó la egresada.

Expresó preocupaciones sobre los problemas de salud mental que afectan a muchos estudiantes, haciendo un llamado a mejorar el apoyo institucional y a crear un entorno más saludable y comprensivo.

“Lo que digo hoy no es solo por decirlo, lo expreso porque lo viví. Muchos compañeros han confiado en mí y me han acercado sus preocupaciones. Otros, lamentablemente, los encontré en situaciones de vulnerabilidad. En cierto momento, sentí que mi rol dentro de la institución se volvía más visible y que algunos me veían como una figura en quien confiar. Sin embargo, soy solo una joven que, desde su crecimiento personal y espiritual, puede guiar y aconsejar. Es un profesional quien debe brindar la ayuda necesaria. Este es un llamado para mejorar como institución educativa, para crear mecanismos de apoyo y mejorar la excesiva rutina diaria que, en mi opinión, es la principal causa de esta problemática, además de las historias personales de cada uno. Es momento de mejorar y arreglar lo que está en nuestras manos”.

Gabriela también abordó la pobreza rural, instando a una reflexión profunda sobre las desigualdades sociales y la necesidad de actuar ante ellas.

El último censo del Instituto Nacional de Estadísticas muestra que la pobreza monetaria total, que incluye tanto la pobreza extrema como la no extrema, afecta al 22,7 % de la población. Esto representa a alrededor de 1.330.000 personas que viven en hogares cuyo ingreso per cápita es inferior al costo de la canasta básica de consumo, lo que implica que muchas veces solo comen una vez al día, o incluso no comen. “Esta cifra es alarmante, especialmente porque la mayoría de las personas afectadas por la pobreza se encuentran en áreas rurales. Este es un tema que nos impacta directamente, ya que el 99 % de mis compañeros provienen del campo, generando una pobreza multidimensional en las familias campesinas”, remarcó.

Su discurso concluyó con un mensaje de lucha por los derechos, la dignidad y la justicia social, invitando a sus compañeros y a la sociedad a no callar ante las injusticias y a luchar por un futuro mejor.

“Recordemos que no importa de dónde venimos, lo que realmente importa es lo que haremos. Que la historia que hemos vivido y trazado sea nuestra fortaleza para seguir adelante. Merecemos mucho, y que el nivel social o los privilegios no definan nuestra dignidad. No permitamos que nadie nos arrebate nuestro derecho. Somos jóvenes, no nos quedemos callados. Denunciemos lo que se debe denunciar, reclamemos, alcemos la voz, porque si no lo hacemos, nos seguirán pisoteando”, finalizó la egresada.

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