El maíz como motor de desarrollo sostenible en las comunidades agrícolas

El proyecto Avatiky llegó a miles de familias campesinas que lograron dinamizar sus ingresos a través de la venta de choclo, o mejorar la nutrición de sus animales, principalmente vacas lecheras, a través del ensilaje.

Dionisio Hildebrand, productor y empresario de Caaguazú afirmó que el programa logró excelentes resultados para mejorar la calidad de vida de las familias de los pequeños productores. Como integrante de la comunidad productiva, Don Dionisio comenta que siempre buscan ayudar a los pequeños para que planten, acompañarlos en los distintos procesos y celebrar con ellos los buenos resultados.

Mencionó que les presta algunos servicios y está funcionando bastante bien y que la ganancia es para ellos. Desde una mirada social y de arraigo mencionó lo siguiente: “Siempre digo, si mi vecino tiene para comer, yo tengo seguridad, yo no necesito tener miedo de que me va robar o que me va a invadir, sin embargo, si tu familia está con hambre buscás algo, siempre nuestra política es ayudarles para salir adelante y lógicamente para que puedan tener una vida mejor eso es lo que todos queremos”, expresó el productor.

Por su parte, Flaminio Núñez, productor del mismo departamento comentó que muchas familias están trabajando en la segunda ronda de plantaciones, correspondiente a la zafriña, luego de tener buenos resultados en choclo o silaje de la producción de zafra. Los cultivos se encuentran en distintas etapas de desarrollo, pero el panorama es bueno hasta el momento, y las perspectivas son alentadoras. Cabe recordar que el programa distribuye las semillas de alta genética a las familias, pero ellos deciden en qué temporada plantar y el destino de su producción.

El maíz es materia prima para el autoconsumo, se comercializa como choclo o esperan hasta el final de ciclo para vender las semillas, se utilizan como alimento para los animales, entre otros. También contribuye al sistema de rotación de cultivos.

Un factor importante que contribuyó al desarrollo de las comunidades productivas fue la colaboración entre grandes, medianos y pequeños agricultores. En la que aquellos más especializados en la producción a gran escala y sostenible asesoran, prestan servicios y acompañan a los más pequeños.

El Dr. Mohan Kohli, consultor y promotor de programas de investigación agrícola en el país, nos mencionó en una oportunidad que la división entre pequeños, medianos y grandes solo reside en el tamaño de sus fincas, en Paraguay los agricultores tienen la capacidad para producir los rubros de renta que desee, diversificar según sus intereses y aumentar el volumen de producción a través de buenas prácticas y el acompañamiento de las instituciones involucradas en el sector. Ese es el espíritu que el campo busca consolidar, un Paraguay en donde todos los campesinos mejoren su calidad de vida a través de aquello que mejor sabe hacer, trabajar en su chacra.

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