En un contexto global marcado por la incertidumbre, los conflictos bélicos, el deterioro ambiental y la crisis económica, el mensaje de la Semana Santa resuena con más fuerza que nunca. Así lo afirma el padre José Zanardini, quien invita a reflexionar sobre los valores fundamentales de la existencia humana durante estos días santos.
“Estamos viviendo tiempos muy angustiantes a nivel mundial. La violencia, las guerras, el hambre, el cambio climático, la inestabilidad política y económica… Todo eso genera una enorme carga de estrés sobre la humanidad”, señala Zanardini. “Frente a este panorama, necesitamos mirar la realidad con otros ojos: con ojos de fe y esperanza”, asegura.
La Semana Santa, afirma el sacerdote, es una oportunidad para detenernos y preguntarnos por el verdadero sentido de nuestra vida: ¿por qué estamos aquí?, ¿qué sentido tiene nuestra existencia?, ¿quién es Dios hoy para nosotros?
Zanardini explica que muchas veces sostenemos una imagen infantil o reducida de Dios, aprendida en la niñez, que ya no responde a las preguntas profundas que nos hacemos como adultos. “Jesús vino a mostrar otra dimensión de Dios: no un Dios lejano, frío o legalista, sino un Dios cercano, humano y compasivo”, añade.
El padre recuerda el caso del leproso, a quien Jesús curó no solo físicamente, sino también social y espiritualmente, devolviéndole su lugar en la comunidad. Lo mismo ocurre con la resurrección de Lázaro, que, más allá del milagro literal, representa la posibilidad de que cada ser humano puede levantarse incluso desde lo más profundo del sufrimiento.
“Estamos muertos muchas veces, caídos en pozos de desesperanza económica, social y psicológica, pero Jesús nos dice que sí podemos resucitar. No solo después de la muerte, sino ahora, en esta vida, en este mismo momento. Su resurrección es la fuerza que nos impulsa a seguir adelante”, afirma.
Para el sacerdote, el mensaje de la Pascua es claro: es tiempo de esperanza, de reconstrucción interior y colectiva.
“La Semana Santa no es solo recordar un hecho del pasado. Es vivir hoy, en este presente difícil, la certeza de que podemos renacer. Porque cada persona lleva en sí misma una chispa de energía divina. Y allí donde pongamos nuestro corazón, nuestra mente y nuestro deseo, eso se va a realizar”, finaliza el padre José Zanardini.