Sector porcino cerró el 2022 con números negativos

Los productores de cerdo se vieron forzados a enfrentar una coyuntura difícil, debido al aumento de los costos de producción, el cierre de los mercados internacionales y la baja generalizada de los precios por la excesiva oferta de productos. Los pronósticos para el 2023 no son muy alentadores, por lo que se espera una lenta recuperación.

“El año 2022 fue el peor año para la producción de cerdo, tuvimos una crisis muy profunda y larga”, recordó Jorge Ramírez, presidente de la Asociación Paraguaya de Productores de Cerdos (APPC). Este sector productivo se enfrentó a una desestructuración del negocio debido a los cambios bruscos en la dinámica internacional que derivaron en el cierre de mercados para la producción local, por consiguiente, se generó una sobreoferta que abarató los precios y afectó directamente a los productores.

“Tanto grandes, medianos y pequeños productores cerraron los balances en rojo, incluso se cerraron granjas. Este 2023 será un año muy difícil, de lenta recuperación. Los resultados se podrán sentir a partir del 2024 en adelante”, indicó Ramírez.

El presidente de la APPC explicó que, a raíz del brote de enfermedades, China sacrificó gran parte de su hato y empezó a importar mayor volumen de carne porcina de los grandes productores de la región, países que aumentaron su producción para cubrir esta cuota. Una vez que China dejó de comprarles, colocaron su producción en mercados que compraban de Paraguay, lo que impactó directamente en el volumen de exportación durante el 2022. En este proceso de recuperación, requerirán del apoyo del sector público para la refinanciación de créditos y la apertura de nuevos mercados internacionales, no solo quedarse con Taiwán.

Tras un estudio exhaustivo de mercados, en el corto plazo la mira está puesta en los países vecinos, especialmente del Mercosur. Profundizar la relación con Uruguay y empezar a trabajar el mercado chileno y ecuatoriano será clave, además de apuntalar otros que están presentes con menudencias y despojos. En el mediano plazo se apunta a grandes destinos como Estados Unidos y Canadá, sin perder de vista a Asia. En este escenario, el desafío es trabajar los aranceles y precios, ya que la producción local cuenta con una gran ventaja competitiva en cuanto a estatus sanitarios y de bioseguridad.

“Estamos libres de las enfermedades de gran impacto que están afectando a cerca de 50 países. Las granjas toman más conciencia del manejo de bioseguridad e incorporan en su día a día políticas y acciones sanitarias”, agregó el titular de la APPC.

Aumentar el volumen de consumo también es crucial para el sector, pues Paraguay tiene uno de los índices más bajos de la región. “En el 2021 se llegó al consumo de 9 kilos por persona -incluyendo embutidos-, veníamos creciendo a un ritmo promedio de 600 gramos por año y el objetivo era cerrar el 2022 con un promedio de entre 10 kilos y 10,3 kilos por persona”, detalló Ramírez, y recordó que existe mucho espacio para trabajar en el posicionamiento de la carne de cerdo a nivel país.

En este contexto, han desarrollado un plan nacional de promoción de la carne de cerdo, cuya implementación está prevista para este año.

En materia de precios, se espera que la tendencia sea estable, manteniéndose asequible para los consumidores. Sin embargo, está sujeto a las variaciones de precios de las principales materias primas. Finalmente, destacó la resiliencia del sector, que se mantiene en crecimiento y posee un gran potencial para la economía paraguaya. “Va ir ganando de vuelta la confianza de los inversionistas, encontraremos el equilibrio y la producción seguirá creciendo”, aseveró.

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